Parte 40 - Psicofármacos y Homeopatía


Psicofármacos y Homeopatía


   Los psicofármacos resultan una referencia bastante obligada en un trabajo de psiquiatría.
El área psicofarmacológica de la alopatía ha crecido considerablemente en las últimas décadas, pero es bueno preguntarse si en realidad se han obtenido avances terapéuticos significativos de fondo.
   Es probable que se hayan perfeccionado los chalecos químicos, en ocasiones con efectos secundarios menos evidentes, pero no se ha modificado la base de las enfermedades psiquiátricas mas severas.
La psicosis, la esquizofrenia, los trastornos maníaco depresivos, no han desaparecido, en realidad, cada vez parece haber mas casos.
Se narcotiza el síntoma, pero no hay curación constitucional y los cuadros se reiteran cada vez con mas frecuencia y mas virulencia.
   En realidad, desde el punto de vista homeopático esto significa que se profundizan las supresiones.
No está en discusión la necesidad de un chaleco químico en muchas situaciones de descompensación importante, pero no engañarse, no se trata de curación.
Paliar es una noble medida, pero se debe reconocer con humildad, no con soberbia, como habitualmente funciona el sistema alopático, la limitación de los recursos que dispone. Bueno en ocasiones para paliar, pero no para curar, en especial los desórdenes crónicos.
   Tampoco se debe desconocer la investigación neurobiológica que está dando un gran salto en el conocimiento de los factores involucrados en cada patología.
No obstante la terapéutica a que apunta es esencialmente paliativa, ya que no corrige el desorden original que da lugar a los desajustes neurobiológicos, es decir, desde la comprensión de la homeopatía, al desequilibrio de la energía vital.
   Cada vez las personas padecen mas ansiedad, pánico, insomnio y los ansiolíticos se expenden a mayor ritmo, que las golosinas de un quiosco. Sin embargo, no han disminuido estos padecimientos que adquieren a su vez una condición adictiva a estos fármacos.
   El incremento de población mundial ha puesto en la sociedad actual un reflejo magnificado de todos sus antiguos conflictos, que lejos de haber sido subsanados, cada vez resultan mas evidentes.
  
   La comprensión homeopática lo ha señalado hace tiempo a través del significado de los miasmas crónicos.
Cada individuo y la sociedad como conjunto, está crónicamente afectada en su energía vital, dando muestras distorsionadas en su cultura y modo de vida.
Este desequilibrio global se profundiza y sus expresiones son progresivamente mas graves.
   La hipersensibilidad psórica notoria en estos tiempos, da cada vez mas lugar al desarrollo del miasma sicosis de la hipertrofia, así como también al miasma de la sífilis o destructivo, que se han exacerbado gravemente.
   Buena parte es producto de la mentalidad supresiva global, de la falta de una actitud y comprensión respetuosa de la unidad de los procesos naturales y sus consecuencias en el conjunto, lo que involucra a todos los seres vivos y el planeta.
   La situación de descontrol en la que está la sociedad humana no saldrá con un gran somnífero. Quizás sea necesario un freno químico en alguna ocasión, pero estimo que no pasará por los psicofármacos la solución de fondo.
   La alopatía ha resultado un gran negocio para las multinacionales de los laboratorios, cuyo poder genera una cultura masiva que impone opinión, creencias y miedos.
   Muchos conocimientos valiosos no se imparten en las aulas oficiales.
La denominación de medicinas alternativas que aluden a todas aquellas terapéuticas por fuera de la oficial, es una muestra de como el poder a través de la sutil imposición de un término, margina otros conocimientos, incluyendo aquí por otra parte, sin mucha discriminación los mas heterogéneos criterios.
   La confianza como valor esencial y en especial en una tratamiento, está indudablemente  vinculada también, al lugar de reconocimiento que tiene en una sociedad.
   El hecho que la homeopatía no esté reconocida oficialmente en el país, como tampoco lo esté aún en otras partes del mundo es significativo.
   Si a los arraigados condicionamientos culturales, se suman las implicaciones médico legales de los protocolos de la medicina oficial, podemos entrever las dificultades que entraña llevar adelante en cabalidad una práctica como la homeopatía.
   Es habitual que muchos pacientes teman suspender fármacos alopáticos a pesar de no obtener beneficios y hasta perjuicios, que toleran como un mal menor, argumento habitual con que la alopatía los adiestra.
   En muchas de estas condiciones la homeopatía no puede evaluar a fondo su potencial terapéutico porque los fármacos alopáticos están incidiendo en la evolución.