Parte 29 - Adicciones

Adicciones


   Las adicciones son un emblemático capítulo de la psiquiatría contemporánea.
Si bien tan antiguas como la condición humana, su creciente gravitación es un fenómeno emergente del estado actual de las cosas.
   El fenómeno adictivo impregna las mas diversas esferas de la vida, pero centran la atención aquellas en las que el perjuicio es mas notorio.
En este sentido, la adicción a las drogas y substancias ocupa un principal lugar.
No obstante la comida, la televisión, la computadora, el juego patológico, la cleptomanía, el sexo y hasta las conductas violentas son muestras de las múltiples formas que adquiere la condición adictiva.
   De alguna manera, toda satisfacción conlleva distinto grado de apego, que puede hacerse adictivo en algunos casos.
   Podemos considerar que la matriz adictiva se encuentra en los vínculos afectivos tempranos.
   De allí proviene el modelo afectivo de dependencia, que se traslada cambiando apenas un poco su apariencia, a los mas diversos ámbitos de la conducta.
   Muchos factores participan habitualmente en el origen de una adicción: culturales, sociales, familiares y por supuesto personales, en el encuentro con una particular substancia.
Cada adicto establece un vínculo propio con la droga y espera de ella algo especial.
   De este modo, de acuerdo a las características individuales y a la expectativa volcada se da la elección de la droga.
Algunos individuos buscan llenar espacios afectivos o anímicos, otros reafirmar capacidades personales, otros escapar de la realidad ordinaria o experimentar pensamientos y sensaciones fuera de los límites habituales de la conciencia.
La necesidad de satisfacción está presente de una u otra manera en la relación con la droga.
   Esto puede hacernos pensar en qué clase de sociedad estamos creando, qué calidad y grado de satisfacción aporta a sus integrantes que recurren en forma cada vez mas frecuente a estimulantes y substancias para paliar su frustración.
  
   Existe un amplio abanico en el consumo de substancias, desde el individuo que experimenta una vez, aquel que ocasionalmente, el que abusa frecuentemente hasta llegar en el extremo al dependiente.

   La dependencia se caracteriza por la imposibilidad de abandonar el consumo a pesar de los problemas que le ocasiona. El consumo se vuelve permanente, con compulsión por la substancia; hay en general tolerancia, es decir necesidad creciente de aumentar las dosis para obtener los efectos deseados y abstinencia, es decir, un cortejo de síntomas agudos mentales y físicos al discontinuar el consumo centrados en la angustia, reacciones neurovegetativas pudiendo llegar en ocasiones al delirium.

El abuso tiene un grado menor de compromiso donde igualmente provoca un daño en la vida del sujeto pero sin la presencia de tolerancia, abstinencia ni patrón compulsivo a la substancia.

Se denomina intoxicación a los efectos inmediatos producidos por la administración reciente de la substancia, generando cada una de ellas una sintomatología característica dependiendo a la vez de la idiosincrasia del sujeto.

   Existen muchos cuadros psiquiátricos que pueden ser inducidos por el consumo de substancias, por lo que debe siempre tenerse en cuenta esta eventualidad.
   El número de substancias involucradas en el consumo es amplio, toda aquella que pueda provocar algún efecto psicotrópico dentro de los márgenes de la vida.
No obstante algunas son de uso mas frecuente como alcohol, cocaína, cannabis, opiáceos, alucinógenos naturales, anfetaminas y otras drogas de síntesis, psicofármacos, inhalantes como nafta, cemento, disolventes y pinturas entre los mas comunes.
   El tipo de efecto buscado es, como señalábamos, un aspecto importante a contemplar en cada caso.
   Algunas substancias son especialmente estimulantes o deshinibidoras como el alcohol, la cocaína, las anfetaminas, otras son  de carácter mas introspectivo como la marihuana o los alucinógenos.
   El consumo de substancias de marcada toxicidad como la nafta, cemento, solventes o derivados de drogas sin refinar, como especialmente el caso de la pasta base de cocaína, se ha transformado en un fenómeno de grave daño social, que se extiende a gran velocidad, especialmente en las clases mas sumergidas.
Se trata de substancias de fuerte acción psicotrópica estimulante y muy escasa duración de los efectos, generando una intensa y rápida abstinencia y compulsión a conseguir mas droga, lo que habitualmente lleva a conductas impulsivas y delictivas.

   El tema es de tal complejidad que requiere en cada caso involucrar un conjunto de estrategias terapéuticas.
   La droga detona el núcleo afectivo mas primitivo de las vivencias de placer y su frustración determina así, reacciones de demanda de una intensidad acorde al grado de regresión provocada.
La droga invade, monopoliza el placer, normalmente alimentado por diversas fuentes en la vida y establece una relación sojuzgante, donde solo ella lo satisface y su ausencia provoca dolor.
   Recomponer esta dinámica dañada no resulta fácil.
Se establece alrededor de la droga una contracultura entre los adictos, con pautas, formas de pensar, reconocerse y autoafirmarse propias, en un modelo de marginalidad clandestino.
   Rehabilitar significa entonces muchas cosas, entre ellas reformular el proceso de satisfacción a partir de pautas personales constructivas de naturaleza activa, no pasiva, como si lo es el vínculo que se establece con la droga.
   Algunos síntomas en el repertorio homeopático:
Deseo de drogas psicotrópicas
Tendencia a la adicción
Morfinismo
Alcoholismo
Trastornos por drogas psicotrópicas
Trastornos por narcóticos
Abuso de medicamentos alopáticos
Deseo de bebidas alcohólicas
Deseo de whisky,- vino,- cerveza