Parte 25 - Acerca de los planes de rehabilitación


Acerca de los planes de rehabilitación


   Como psiquiatra con frecuencia debo atender casos de jóvenes infractores internados en establecimientos cerrados.
En ocasiones me pregunto qué se puede hacer para mejorar las condiciones de rehabilitación de muchos de ellos que parecen irrecuperables para la sociedad.
Uno percibe que en buena parte vegetan en centros sin demasiadas actividades o que no hay un verdadero clima de rehabilitación.
   Indudablemente el trabajo de los educadores y personal que participa en esta tarea es dificultoso y en oportunidades a pesar de las buenas intenciones, parece terminar imponiéndose la cultura marginal, mas que la rehabilitadora.
   Me interesa plantear algunas aportes que no son nuevos, pero que a veces escasamente se tienen en cuenta.
   En pocas palabras, se trata de despertar la condición constructiva como esencia del cambio.
La gran cantidad de energía humana desperdiciada es un punto crucial a reencauzar en la tarea rehabilitadora.
   Una fuerte acentuación hacia pequeños proyectos educativos o productivos, individuales o colectivos puede generar estímulos atractivos que logren promover cambios positivos.
   Por otra parte pueden ser interesantes formas de incentivar la reducción de penas.
En los hechos da la impresión que el tiempo de condena no varía ampliamente de un interno con mala o buena conducta, lo cual no resulta una pauta estimulante.
Un planteo entre tantos podría ser por ejemplo que un interno infractor o grupo de ellos  realice su propia quinta de hortalizas como parte de su proceso de rehabilitación, de modo que hasta que no coseche el producto de la misma no podrá considerarse egresado.
   De esta forma se exigen resultados concretos y se promueven mecanismos activos donde cada individuo debe reaprender aspectos importantes como el trabajo, el respeto por las obras, la constancia, los resultados, entre algunos puntos a considerar.
   Así se establecen y decantan niveles de trastornos de conducta y patologías mentales asociadas, donde muchos sujetos se verán estimulados a participar creativamente en proyectos y aquellos mas sociópatas y negativos se decantarán del grupo, viéndose impedidos de los beneficios que obtienen los mas positivos.
   No evaluar adecuadamente estas dificultades disminuye la eficiencia de un sistema de rehabilitación.
Las trampas y boicoteos son un obstáculo habitual en este trabajo.
La pulseada de poder se interpone con frecuencia, en especial en aquellos con actitudes de mayor liderazgo negativo. Muchos internos buscan seducir, manipular o destruir las intenciones terapéuticas de distintos agentes y equipos interdisciplinarios, así como obstruir el desarrollo de otros pacientes.
   Es frecuente la intención de provocar la desvalorización y cuestionamiento de las aptitudes personales de los terapeutas y educadores, así como penetrar en la interna de rencillas dentro de los equipos, aspecto importante a tener presente.
Vale reconocer que estas actitudes negativas que exponen son en muchos casos, reflejo de la propia historia de destrato de la que fueron objeto.
   Buena parte de los fracasos está vinculada con este conjunto de dificultades.
Reimplantar la Ley como símbolo de orden, respeto mutuo, pero esencialmente también como pauta amorosa necesaria en toda construcción, en seres en gran parte desheredados de esta experiencia en su desarrollo, resulta una apuesta importante. Resarcir este eslabón perdido es un fuerte desafío.
   Las identificaciones juegan aquí un rol clave, como lo es en todo niño y adolescente.
Figuras positivas que despiertan admiración, valoración y deseo ser emuladas son fundamentales en esta construcción.
En muchos casos se trata de niños o adolescentes que provienen de familias muy carenciadas social y afectivamente, donde la frustración, la desesperanza, el rencor u otras emociones negativas están profundamente enraizadas y dificultan los procesos constructivos.
   Aquí junto a otros herramientas, la homeopatía puede ser fundamental para destrabar antiguas vivencias que con frecuencia las psicoterapias convencionales o los psicofármacos no logran remover.
   El apoyo hacia la búsqueda vocacional es otro paso fundamental en esta tarea, como lo es en todo ser humano.
   Se sabe de las fuertes resistencias que despierta en los niños o adolescentes infractores el cuestionamiento de actitudes erróneas o el asumir la culpa, aspectos que resultan difícilmente tolerados, generando cuadros de excitación, violencia, amenazas de suicidio que con frecuencia son acciones de carácter manipulativo.
   Los psicofármacos pueden aplacar este tipo de cuadros violentos puntualmente pero no modifican la problemática de fondo. Frecuentemente los propios menores piden sedantes que los usan con el mismo criterio narcótico de las drogas de abuso.

Es necesario adoptar distintas estrategias en estas complejas situaciones.
   En algunos perfiles de pacientes puede funcionar mejor un régimen con claras normas directivas basado en premios, incentivos o sanciones, en las que progresivamente puedan incorporarse pautas autoreflexivas en la medida que progrese el proceso de rehabilitación de acuerdo a las posibilidades de cada caso.
   La delegación de funciones y responsabilidades es un aspecto importante conjuntamente con la participación en dinámicas terapéuticas grupales.
Las comunidades terapéuticas son un recurso a considerar para muchos de estos pacientes.